Dormiré entre diamantes para desayunar. Siempre sola tan sola que el silencio es ahora un buen amante para escuchar. Mi sonrisa era inmensa y mi mirada sincera. Y ahora ya no sé quién soy, tengo el corazón anestesiado. Gotas de agua tristeza y un poquito de sal para mis penas de princesa. Cuando lloran las flores brillan de un modo especial.